El sueño de uno de los mejores alpinistas de la actualidad ha quedado troncado esta semana, Alexei Bolotov, ha perdido la vida en un desgraciado accidente de montaña en el techo del planeta, el Monte Everest, haciendo lo que más le gustaba. Consecuente con sus ideas y su filosofía de vida, Bolotov, no buscaba repetir hasta la saciedad ascensiones ya conseguidas sino que miraba de atacar los ocho miles o picos más altos del planeta por vías y rutas nuevas, amante del trabajo en equipo pero siempre preferiblemente en “estilo alpino”.
Esta última aventura, le llevó al ruso Alexei Bolotov a intentar escalar el Everest por una nueva vía, que buscaba abrir por primera vez en la vertiente suroeste del Everest junto con su compañero de cordada Denis Urubko (quién avisó del accidente de Bolotov). Pretendían ambos hacerlo sin contar con la ayuda de sherpas de altura, ni campamentos intermedios, ni oxigeno, siendo autosuficientes y dependiendo de ellos mismo, al más puro “estilo alpino” como antaño defendían otros escaladores como el gran Reinold Messner. Pero la mala fortuna quiso que la cuerda que sujetaba a Alexei, se cortará con el filo de una roca en la práctica de un rappel cuando descendía por una pared y que ni su compañero ni el mismo pudieran hacer nada por evitar la caída de 300 metros que acabó siendo mortal.
Casualmente, Bolotov, un tipo fortachón pero con apariencia tímida y reservada, se nos hizo más conocido y humano para los aficionados al alpinismo, por formar parte del equipo de himalayistas que intentaron con todas sus ganas y fuerzas el rescate de Iñaki Ochoa de Olza, tal y como se puede ver en el documental de Pura Vida, a pesar de tener principio de edema pulmonar hizo mucho más de lo que moralmente se le pedía, para él ayudar a sus amigos eran una obligación no una opción.
Otro día hablaremos de su currículum deportivo, de sus éxitos y reconocimientos. Hoy solo nos queda dedicarle unas palabras a una persona sencilla, ingeniero metalúrgico de profesión y alpinista de vocación. Para Alexei Bolotov, subir montañas no era ni su trabajo ni un deporte sino su vida, por eso no esperaba demasiadas cosas a cambio, como él dijo en alguna ocasión “la fama que consigues con el deporte, para el alpinista no significa nada. Eso que llaman “gloria” para el alpinista no existe. Esto no es fútbol o tenis. No da dinero. Por eso no vamos ahí arriba en busca de éxito, vamos porque es lo que nos da vida”. Seguro que es una reflexión con la que muchos se identifican así que por favor hoy no hablemos de insensateces, incongruencias, locuras, imprudencia, irresponsabilidad o cualquier adjetivo que se le ocurre a la mayoría de las personas que no logran comprender qué sentimiento ha movido a Bolotov a acabar así.
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Voy a coger a mis perros y me voy a subir a una colina cercana a casa, como cada día, y al llegar a lo alto voy a intentar aprender un poco lo que gente como Alexey nos enseñan cada día, intentaré no derramar ninguna lagrimilla y brindaré en su honor. Gracias a personas como tu, Alexey, por ser como sois. Na zdorov’ye camarada