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Pico Trencacalders desde la Pleta del Prat con nieve
Matizar que nosotras no hicimos el Trencacalders con raquetas, por la calidad y cantidad de la nieve no nos hizo falta pero si es imprescindible crampones y material asociado. De todas maneras, esta excursión si que puede ser ideal para hacerla en raquetas e iniciarse en este tipo de actividad.
Punto de inicio
Parquing de las pistas de esquí de Tavascan justo antes del Refugio guardado de la Pleta del Prat desde el que accedemos por la carretera de Quanca, antes tenemos que pasar por el pueblo de Graus y Tavascan.
Datos básicos
Distancia: 11,44 km
Desnivel +: 580 m
Tiempo empleado: 4 – 5 h
Dificultad: Fácil. El tramo final puedes hacer más zigzag o quitarte raquetas y ponerte crampones por ser más vertical, como siempre la dificultad puede aumentar en función del estado de la nieve y la meteorología.
Track GPS de la ascensión al Trencacalders
Descárgate aquí el track de la excursión:
Itinerario al Trencacalders con raquetas de nieve
Bego y yo nada más pisar la nieve nos ponemos los crampones por seguridad, realmente no nos hace falta raquetas, hay poca nieve y como vamos a caminar bastante rato por bosque y por pista no nos vamos a hundir. Por otro lado, en el tramo final que nos hundimos algo más, es más vertical y aquí las raquetas tampoco trabajan adecuadamente aún así es una salida invernal ideal para raquetas o crampones.
En Tavascan, el día es brillante y soleado, las temperaturas a primera hora eran bajas pero a la hora que salimos ya no lo son teniendo en cuenta que estamos en el mes de enero. Desde el primer momento hay nieve así que es una gozada poderse calzar material y progresar con mucha seguridad y estabilidad.
La nieve está dura pero no es hielo, se camina genial entre fotos, videos y buena conversación. Salimos siguiendo la pista forestal que está cubierta de nieve y que se utiliza como circuito de raquetas en las pistas de esquí de Tavascany de esquí de fondo.
Hasta el Mirador del Corbiu es una ruta muy sencilla en la que a tramos sigues la pista y otros cruzas por el bosque, está indicando por carteles no hay pérdida. Hasta aquí vamos plácidamente sin ninguna dificultad.
Como en el Mirador del Corbiu vemos gente y la excursión de hoy será ida y vuelta por el mismo sitio decidimos seguir hacia arriba y pararnos a la bajada. Continuamos por la pista de esquí de fondo un rato hasta que cada vez son más claros los zigzags de la pista y el desnivel ascendente más pronunciado, la pista se estrecha y se empieza a desdibujar.
En el punto en que se vuelve una actividad más intensa y de alta montaña, nosotras decidimos acortar entre lazada y lazada de la pista por lo derecho, subiendo vertical con nuestros crampones que se clavan perfectamente. La nieve tiene una capa dura muy fina exterior para esconder una nieve blanda y que se hunde por lo que en alguna ocasión pasamos penurias y algún “sustillo” sin más.
En uno de esos atajos que decido hacer unilateralmente sin consenso por ir la primera nos cuesta “la vida” avanzar hundiéndonos y le viene perfecto a Bego para decirme “no hay atajo sin trabajo”, una manera elegante de indicar que he tomado una mala decisión por ahorrarme unos metros. En mi defensa, solo puedo añadir que tenía que darle emoción a una salida muy tranquila y aunque sea unos metros lo he conseguido.
Nos acercamos finalmente al último collado, a la derecha se encuentra el Tuc de la Cima (2.455 m) con una gran canal en medio que me recuerda al Pedraforca guardando mucho las distancia o al Petit Peric, pero nosotros iremos hacia la izquierda al Trencacalders (2.266 m), un pico amable y secundario o como algunos de mis amigos dirían un pico de vacas, pero con grandes vistas.
La cima del Trencacalders es un buen sitio para pararnos a comer pero el viento empieza a soplar y la temperatura baja de manera contundente, con las fotos y las grabaciones tengo las manos frías y Bego me cambia los guantes dejándome los suyos que son algo más cálidos.
Nos lanzamos a un descenso trepidante, con decisión abandonamos la cima quizás sea el único momento del día donde nuestro ritmo no haya sido de paseo y es que el frío y el hambre nos han activado el instinto montañero.
Al poco tiempo, nos encontramos en la parte donde la pista no tiene gran desnivel y aunque en la sombra nos paramos a comer alguna cosa, no hay viento y nos queda un terreno fácil sin pérdida. Yo le robo un poco de bocadillo de tortilla a Bego que está más rico que mi embutido envasado, con frío tampoco se come tanto así que en minutos ya estamos caminando hacia la casilla de salida.
Avanzamos sin esfuerzo hacia el refugio de la Pleta de Prat en Tavascan pero antes hacemos la parada en el Mirador del Corbiu ahora sin nadie, la puesta de sol nos queda a nuestra espaldas pero el color anaranjado se empieza a intuir en las montañas cercanas como: Pic de Noarre, Tuc de Marterat, Pic Port de Tavascan, Pic de la Muntanyola, Pic de Mariola en primer plano.
Tenemos el tiempo controlado, solo queda descender por la pista y el bosque para llegar antes del atardecer a nuestro coche. Ha sido una jornada fácil pero perfecta si empiezas tarde, o quieres hacer algo sencillo y controlado. De cada salida sale otra y nos quedamos con las ganas de objetivos más ambiciosos como el Pic de la Coma del Forn, Campirme o Ventolau aunque este último ya lo he hecho en invierno.