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Culfreda Occidental (3034 m), Culfreda Central (3027 m) y Culfreda Oriental (3032 m) desde Refugio Tabernés
Los “Culfredas” son tres tres miles del Pirineo considerados fáciles de subir, el principal es el Culfreda occidental, Punta Culfreda o Pic Batoua con 3034 m de altitud, el segundo Culfreda es el Culfreda Central (3027 m) y el tercer Culfreda es el Culfreda Oriental o Culfreda NE de 3032 m. Se encuentra en el macizo de Bachimala entre el Pirineo Aragonés y francés.
Las tres cimas de los Picos Culfreda están unidos por una cresta fácil de recorrer, no se necesita material técnico de progresión pero si habilidades en alta montaña. De camino a la cresta se encuentra también un pico menor, Punta Cabalera o Pic de Cauarère (2901 m).
Punto de inicio y datos básicos
Llegaremos en coche hasta el refugio de Tabernés, para llegar aquí tenemos que ir hasta San Juan de Plan y después dirección Gistaín, antes de llegar en una curva veremos una pista forestal y la indicación del Refugio guardado de Viadós.
Seguiremos la pista forestal de 10,5 km dirección Viadós pasando por un camping de montaña, aproximadamente 200 m antes de llegar al refugio de Viadós tomaremos una pista que sale hacía la izquierda, está en peor estado aunque todavía transitable (2022) para turismo, seguimos durante algo más de 1,5 km hasta el Refugio sin guardar de Tabernés.
Datos básicos
Distancia: 19,7 Km
Desnivel +: 1469 m
Tiempo empleado: 8 h 37 minutos
Dificultad: Moderada. En la cresta entre los Culfredas puedes encontrar alguna trepada o destrepada sencillas.
Track GPS de la ascensión a los Picos Culfreda o Batoua
Descárgate el track aquí:
Crónica a la ascensión Picos Culfreda o Batoua desde ref. Tabernés
Las protagonistas de la aventura de hoy somos Susana, Bego y yo con permiso siempre de las montañas. Bego y yo salimos del pueblo de Saravillo y Susana como tiene una “furgo” chula y puede dormir en ella, decide subir al punto de salida, el refugio de Tabernés, pasar noche y así dormir 1 hora más que nosotras.
Pensamos que Saravillo está a más de 1 h de distancia del Refugio de Tabernés (luego se verá que no porque el tiempo depende del estado de la pista forestal), hemos quedado a las 7 h en el punto de inicio, pero el despertador nos ha fallado y nos hemos despertado a las 6, una hora más tarde de lo previsto. Hemos “desayunado” si se le puede decir así, y a las 6:30 h estábamos ya en marcha. Al final, hemos llegado a las 7:15 h, así que tampoco ha sido dramática nuestra impuntualidad.
Muy dormidas y con algo de frío avanzamos las tres camino a los Culfredas, estas montañas se ven desde el refugio de Tabernés pero esto no lo sabemos hasta la vuelta, que al levantar la cabeza somos conscientes de ello.
Dejamos atrás el prado que rodea el Refugio de Tabernés bajando por una senda que va al Puerto de Madera y al Puerto de la Pez. Cruzamos por un puente el río Cinqueta de Pez.
Seguimos plácidamente entre sueños avanzando autómatas, nos topamos de nuevo con un poste indicador, que seguimos de frente dirección Puerto de Madera. Pasamos el puente que cruza el Barranco de Culrueba, tan solo llevamos 1 km aproximadamente.
Seguimos llaneando a la izquierda del Río Cinquero de la Pez por el Valle de Chistau, al llegar al cruce de barrancos (Barranco de la Pez con Barranco de la Madera), encontramos otro poste indicador que tomaremos hacía la izquierda, estamos en el km 2 del día y hasta ahora hemos ido sin ganar casi desnivel.
Empezamos a ascender por una senda entre bosque y prado a la izquierda del Barranco de la Madera, el desnivel empieza a notarse, sin embargo, el camino es tan bonito que subimos muy bien.
Salimos del bosque y hacemos un giro de 90 grados para seguir por un prado que flaquea la montaña cómodamente dejando al fondo del valle el Barranco de la Madera, Bego, Susana y yo empezamos a ver los Culfredas y la Cresta de los Culfredas, aunque no acabamos de tener claro los picos, a la vuelta ya si lo tendremos muy identificados. Además, se ven claramente, ¡cómo hemos podido dudarlo!!.
Todavía adormiladas llegamos al Puerto de la Madera (2526 m) ya hemos dejado atrás la senda por camino fácil para entrar en la cómoda ascensión hacia la cresta, primero de piedras pequeñas.
Al llegar al Puerto de la Madera vemos un mar de nubes en la vertiente francesa que nos hace pensar en una posible evolución de mal tiempo pero lo cierto es que según vamos ascendiendo se van disipando y dando lugar a la visión de un valle despoblado, encantador y salvaje.
La Cresta de los Culfredas hacen frontera Francia con España, los franceses llaman al Culfreda, Pic Batoua.
Antes de llegar a la Cresta de los Culfredas tenemos que ganar un fuerte desnivel + desde el Puerto de la Madera (2526 m) hasta el primer Culfreda que es el más alto con 3034 m, el Culfreda Occidental o Punta Culfreda o Pic Batoua, lo puedes ver escrito de estas tres maneras cómo mínimo.
Después de las fotos de rigor en el Puerto de la Madera, tenemos más de 500 m + que subir por una loma que aprieta fuerte, avanzando entre pequeños guijarros de piedra donde a menudo se pierde la senda. Primero, alcanzamos una cumbre, un tanto olvidada por la majestuosidad de sus vecinas las tres cimas de los Culfredas. Esta montaña olvidada, que quiero recordar es la Punta Cabalera (2901 m) o Pic de Cauarère si lo recuerdas en francés.
Da rabia bajar para volver a subir, pero así es la montaña, bajamos de la Punta Cabalera hacia el collado que separa esta cima del Culfreda Occidental (3034 m). Aquí empezaremos nuestra cresta.
Nos hacemos la foto de cima, decidimos dejar las mochilas y hacer los otros dos Culfredas más ligeras (Central y Oriental o NE). Susana como escaladora que es, no considera a esto cresta pero si lo es, simplemente es una cresta cómoda que no necesita material de progresión. Cuando nos damos cuenta Bego y yo, ya la llevamos muy adelantada.
Bego en un primer momento, no tiene claro si apuntarse a las otras dos cimas de los Culfredas, no le interesa la exposición y aunque le parece precioso, le gusta valorar si vale la pena avanzar por este terreno inestable y a veces traicionero pero al final se anima a hacer la cresta con nosotras. Yo lo tengo clarísimo, voy a hacerlos todos, todos los días no se está en un sitio tan especial y quiero aprovechar.
La Cresta que une los tres Culfredas: Occidental, Central y Oriental, es fácil pero tiene algún paso de trepar y destrepar donde hay prestar atención, en estos lugares no hay que cometer fallos y hay que entender que el terreno es inestable incluso cuando lo parece.
Prestando mucha atención a los pasos que da Bego consigue llegar al Culfreda Central (3027), el más bajo de los tres, le esperamos Susana y yo para las fotos de cima, igual que en las otras cumbres encontramos una piedra rotulada con el nombre y la altura de la montaña.
Empieza a aparecer gente por la cresta, ya pensábamos que íbamos a estar solas, parece que hemos madrugado bastante. Los franceses que aparecen nos indican que vienen desde la vertiente francesa por una senda que también va al Puerto de la Madera.
Con ilusión afrontamos el tercer tres mil de día, Culfreda Oriental o Culfreda NE de 3032 m, también utilizamos manos en algún punto aunque es fácil. Al llegar, volvemos a dedicarle tiempo al paisaje, viendo el Posets y su mermado glaciar, el Gran Bachimala o pico Schrader, la Cresta Bachimala y la Cresta del Sabre con la Punta del Sabre, la Cresta de la Pez, etc. Hacia la otra vertiente identificamos el Cilindro de Marboré, el Monte Perdido, etc.
La vuelta de la Cresta de los Culfredas es mucho más rápida, hacemos una parada larga para comer y contemplar el mundo en el Culfreda Occidental. Después empezaremos a bajar, Susana baja lanzada, está en forma y nos saca distancia, yo por el contrario una lesión me impide hacer la cabra (¡con lo que me gusta!) y mantengo una posición más conservadora.
Nos agrupamos en el Puerto de la Madera, ahora el camino es sencillo pero el kilometraje, desnivel, el sol y el calor empiezan a pasar factura y la vuelta se hace cómo casi siempre algo tediosa.
Llegamos al refugio de Tabernés algo tarde para bajar a comer al pueblo así que montamos nuestro picnic y más felices que unas perdices comiendo en plena naturaleza y compartiendo historias y magdalenas con otros escaladores que se encuentran por ahí. El café final que nos prepara Susana, es la guinda del pastel, no se puede pedir más a esta jornada tan genial. Buen lugar y buena compañía. O sí…se puede pedir repetir.